lunes, 30 de septiembre de 2013

UN SALUDO EN SU DÍA, A LOS HOMBRES Y MUJERES DE PRENSA.

















APRENDIENDO A SER PERIODISTA

Hace un buen tiempo, leí un artículo del dramaturgo Alonso Alegría, actor, periodista, profesor universitario en el Perú y en el extranjero, etc., además hijo de don Ciro Alegría Bazán -“Los perros hambrientos”, “El mundo es ancho y ajeno”, “La serpiente de oro”-  y autor de los libretos y guiones de “Mi novela favorita”, que desarrolla obras literarias a través de la radio con  actores profesionales y la presentación-nada menos- del flamante Premio Nobel de Literatura: Mario Vargas Llosa,  su amigo y contemporáneo.
Dicho  artículo se titulaba: “Aprendiendo a ser artista”, y basado en su experiencia como docente universitario,  recomendaba a sus discípulos que aparte del talento para la carrera elegida,  debían tener mucha disciplina y esfuerzo para no convertirse en un profesional  mediocre, como tantos,  sino destacar en su arte, ciencia o profesión.
Asimismo, recomendaba la obtención de  una técnica, un estilo propio, intransferible, con mucho trabajo y dedicación. Y para ello, pedía  que todo estudiante,  especialmente,  de letras y humanidades, además de leer mucho aprendiera a componer un soneto. Sí, esa estrofa de catorce versos endecasílabos, formada por dos cuartetos y dos tercetos que recomendara Lope de Vega: “Un soneto me manda hacer Violante/ que en la vida me he visto en tal aprieto;/catorce versos dicen que es soneto, /burla burlando van los tres delante./ Yo pensé que no hallara consonante,/ y estoy a la mitad de otro cuarteto, /mas si me veo en el primer terceto, /no hay cosa en los cuartetos que me espante./ Por el primer terceto voy entrando,/ y parece que entré con pie derecho, /pues fin con este verso le voy dando. /Ya estoy en el segundo y aun sospecho /que voy los trece  versos acabando: /contad si son catorce y está hecho.
Claro está que no es fácil, sobre todo ahora que los jóvenes son más irreverentes y quieren hacer el menor esfuerzo. Creen erróneamente que eso es para las personas mayores, porque es muy aburrido y nadie escribe con métrica, ritmo ni rima. Suponen que el “verso libre” les da la libertad de escribir lo que quieren y cómo quieren. También critican a los escritores clásicos sin haberlos leído. Pocos leen a Homero: La Iliada y la Odisea; Dante Alighieri: La divina comedia; Shakespeare: Hamlet, Romeo y Julieta, etc.; Goethe: Fausto; Cervantes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha; Dostoiesky: Crimen y castigo; Tolstoi: La guerra y la paz; Moliere: El avaro; entre otros,   y los escritores latinoamericanos importantísimos: César Vallejo, Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Rubén Darío, Nicolás Guillén, José Martí, José Hernández, Octavio Paz, Miguel Ángel Asturias, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Ciro Alegría, José Donoso, José María Arguedas, Gabriel García Márquez,  Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce, etc.
En mi caso particular, como docente de Lengua y Literatura, les pregunté a mis alumnos acerca de Rudyard Kipling y, sorprendentemente, no habían escuchado su nombre. Más grande fue la sorpresa cuando les conté que este destacado escritor nacido en Bombay (La India), pero considerado inglés, porque sus padres eran británicos, ganó el Premio Nobel de Literatura el año 1907, habiendo producido obras en verso y en prosa, además que ejerció con éxito el periodismo.
Rudyard Kipling, aparte de sus obras clásicas, llevadas al cine, “El libro de la Selva”, “Jim”, “Gunga Din” y la literatura para niños y jóvenes, tiene una expresión que traducida se ha convertido en una inteligente y acertada recomendación para todo periodista: SEIS HONESTOS SERVIDORES/ ME ENSEÑARON CUANTO / SUS NOMBRES SON: CÓMO, CUÁNDO,/DÓNDE, QUÉ, QUIÉN Y POR QUÉ. Esta cuarteta o copla, me ha permitido glosarla o desarrollarla en cuatro décimas:





















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